Estas personas hacen maniobras arriesgadas en las vías y son más propensos a cometer infracciones. Las personas agresivas se enfadan con facilidad y por lo general, la rabia les dura todo el día

La agresividad, el mal genio y la irritabilidad están más presentes de lo que se cree en nuestras calles. Y aunque esto depende muchas variables y del temperamento de los conductores, sus problemas personales, laborales o familiares, y el entorno en el que se mueven, los expertos han logrado identificar un perfil de las personas agresivas al volante.

Estudios realizados por expertos en distintos países han descubierto que las personas que se identificaban a sí mismas como conductores con mucha ira se diferenciaban de los otros en cinco aspecto

Tienen pensamientos hostiles y agresivos: es más probable que insulten a otros conductores o expresen su incredulidad sobre la forma como manejan los demás. Piensan más a menudo en la venganza, lo que a veces implica daños físicos.

Asumen más riesgos en la carretera: Estos son más propensos a exceder los límites de velocidad, cambiar rápidamente de carril, ir muy pegado al auto de adelante, no hacer las filas ni respetar la prioridad de otros conductores.
Se enfadan más rápido: Se comportan de forma más agresiva. Es más probable que insulten, griten a otros conductores o piten insistentemente y que la rabia les dure todo el día.

Han tenido varios accidentes o han estado involucrados en más situaciones de riesgo o tienen muchas infracciones de tránsito. Son más propensos a subirse al carro enfadados y tienden a expresar su ira hacia el exterior y a actuar impulsivamente.

¿Cómo actuar para enfrentarlos?
Una persona enfadada tiene más posibilidades de iniciar una situación peligrosa y agresiva. Si está conduciendo el asunto es más grave. La rabia no lleva a nada bueno. Una persona así ha ‘desconectado’ totalmente su lógica y solo se deja llevar por las pasiones más irracionales, por eso esas actitudes pueden terminar en agresión física o en el peor de los casos en graves accidentes. A continuación seis consejos para enfrentar a un conductor enojado y mantenerse a salvo de estas delicadas situaciones.

1.- Desconecte temporalmente su orgullo. Cuando se da una situación con una persona agresiva, es muy fácil ponerse a su mismo nivel y comportarse igual. Aunque ese conductor no tenga la razón, es mejor ‘bajarle’ al orgullo. No se le ocurra conducir a su misma velocidad o atravesarse en su camino. Déjelo ir, ignore sus gestos o palabras soeces. Ignorarlo es la mejor forma de evitar un incidente mayor.

2. Evita mantener contacto visual con el conductor enfurecido. Cuando una persona está enfadada, inconscientemente busca con la mirada un posible rival con el que desatar toda su ira. Mantenga sus ojos en la carretera, evite la tentación de mirar al causante del alboroto.

3. En lo posible, aléjese del peligro. Es posible que la ira del conductor se esté generando por un trancón, si encuentra la oportunidad de alejarse en medio del tráfico, no dude en tomar la salida de la autopista más cercana u otra calle si es necesario.

4. La empatía, el arma secreta. Un conductor enfadado tiene casi las mismas posibilidades de estar pasando por problemas similares a los suyos. Acuda a la empatía, asuma que esa rabia es temporal, que detrás de la ira puede esconderse la tristeza, o imagine que esa persona acaba de recibir la peor noticia de su vida y no sabe cómo manejarla.

5. Ofrézcase como conductor. Si la persona enfada es el conductor del carro en que viaja, ofrézcase a manejar. Es muy posible que, a nivel psicológico, ese amigo o familiar esté alimentando su rabia con la conducción. Si lo convence de que pase a ser pasajero, es muy probable se calme. Y si no es así, es más seguro para todos que esté enfadado siendo copiloto que conductor.

6. Critique el comportamiento del conductor (solamente al final del trayecto). Si el conductor colérico es un amigo o un familiar, no es muy buena idea ‘cantarle la tabla’ durante el viaje. Lo único que conseguirá es que siga enfadado y que no quiera escuchar. Lo mejor es esperar al llegar al destino y hablar de la situación.

Información tomada del periódico del «El Tiempo»

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